La fiesta más antigua dedicada a María fue sin duda alguna la de Navidad. Juntamente se celebra al Hijo y a la Madre.
Con esta advocación recordamos a María en su dulce Espera del Niño Jesús. El arte suele representar a María en avanzado estado de gestación, con su vientre abultado
y la mano sobre el mismo, apuntando que allí está el Hijo de Dios, que pronto nacerá.
Esperanza, pues presenta a María en estado avanzado del embarazo obrado por el Espíritu Santo. Expectación, por el ansia e intensidad con que ella esperaba tener
pronto en sus brazos al que llevaba en su seno.
La fiesta de la Encarnación del Verbo en el Seno de María - 25 de marzo – suele caer entre los acentos de Cuaresma, y difícilmente se le puede dedicar la debida
atención a este gran misterio.
Todo el tiempo de Adviento es tiempo de "esperanza" en el Mesías que ha de venir a salvar a la humanidad. Los Profetas y Padres del Antiguo Testamento procuraban
mantener siempre encendido el fuego de la esperanza en el Mesías venidero.