Fiestas, Solemnidades y Memorias

 

Solemnidad: Es la máxima clasificación de una celebración (fiesta muy importante). Su celebración comienza en las primeras vísperas del día precedente.

 

Fiesta: Es una celebración importante que sale del común del tiempo ordinario, a través de él se celebran los misterios de nuestra salvación.

 

Memoria: Es la celebración que conmemora de manera libre u obligada a un santo.

 

Feria: Se denomina así a los días de la semana que siguen al domingo. En ella no hay oficio propio, ni memoria de algún santo. Son privilegiadas las ferias del miércoles de ceniza y de semana santa y las ferias de adviento del 17-24 diciembre.

 

 

Solemnidades y fiestas del Señor

Forman parte de la memoria y de la celebración que la Iglesia hace del misterio de Cristo a lo largo del año y están relacionadas con los tiempos litúrgicos específicos más cercanos:

 

  • Están relacionadas con la Navidad: la Presentación y la Anunciación.
  • Están relacionadas con Pascua: Trinidad, Corpus, el Corazón de Jesús, la Transfiguración, la Exaltación de la Cruz, etc.
  • La Solemnidad de Cristo, Rey, que abre y prepara el Adviento y es recuerdo de la última venida del Señor, se relaciona con los dos ciclos y hace de enlace entre un año que termina y otro que comienza.

 

 

Solemnidades y fiestas de la Virgen Santísima

En el culto a la Virgen la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención, en la que ella tuvo activa participación.

 

A lo largo de todo el año, aunque estas solemnidades y fiestas están en el Santoral, deben contemplarse en especial conexión con el Año Litúrgico. Sus relaciones son:

 

  • Se relacionan con Adviento: la Inmaculada, la Anunciación, la Visitación.
  • Se relacionan con Navidad-Epifanía: Madre de Dios, Natividad de María, Sagrada Familia, Presentación de María.
  • Se relacionan con Pascua; Asunción, Dolores, Corazón de María, Carmen y muchas otras advocaciones con que el pueblo cristiano venera a la Virgen María.

 

Los Santos en el Año Litúrgico

La santidad es un atributo de Dios y de su Hijo, es también un don de Dios a su pueblo, el don de Cristo a su Iglesia y a cada uno de sus miembros.

 

El título de santo se atribuye a aquellos cristianos que han vivido con mayor plenitud su pertenencia a Crisfo. Celebrar a un santo es celebrar a Dios, darle gracias, reconocer su presencia en nuestra historia. Los santos son en verdad un don de Dios a la humanidad y a la Iglesia. Son los que nos enseñan a escuchar la Palabra divina, a asimilar las bienaventuranzas, a vivir el estilo de la vida nueva que Cristo nos ha comunicado. Los santos son una prueba de que Cristo Jesús sigue presente en su Iglesia con su santidad radical y nos muestran que es posible cumplir el evangelio.

 

Los santos, habiendo llegado a ta patria y estando en presencia del Señor, no cesan de interceder por El, con El y en El a favor nuestro ante el Padre (cf. LG 49).

 

El día de su muerte o nacimiento para la vida futura se considera el día más propio para recordarlos, y así lo hace la Iglesia en su Liturgia.

 

Las celebraciones del Tiempo Ordinario y del Santoral van completando, a lo largo del año, el recuerdo y la actualización del Misterio pascual, tanto en la evocación de la vida histórica de Jesús como en su cumplimiento en la vida de la Madre de Dios y de los que se distinguieron como los más fieles testigos de la fe y del evangelio.