¿QUÉ ES UNA VIRTUD?
(Etim. Latín virtus, viril, fuerza de carácter)
Virtud es una propensión, facilidad y
prontitud para conocer y obrar el bien.
La virtud es un hábito bueno que hace al hombre capaz de cumplir el bien de un modo fácil y gratificante.
¿Cómo se dividen las virtudes?
La distinción fundamental es entre virtudes adquiridas, es decir, que se adquieren con nuestro esfuerzo a través de la repetición de acciones buenas, y virtudes infusas, es decir, recibidas como don de Dios junto con la gracia santificante.
PRINCIPALES VIRTUDES ADQUIRIDAS
Las virtudes adquiridas, llamadas también virtudes morales, se reagrupan en torno a cuatro virtudes fundamentales, llamadas cardinales, y que son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
La prudencia es la virtud que nos dispone para comprender en toda circunstancias lo que hay que
hacer.
La justicia es el firma propósito de dar a cada uno lo que le es debido.
La fortaleza es la constancia para alcanzar el bien y la capacidad de superar los obstáculos que a
ello se oponen.
La templanza es el pleno dominio de sí mismo que nos pone en condición de no dejarnos vencer por
los placeres de los sentidos.
Las virtudes cardinales, y en general todas las otras virtudes morales ligadas a ellas, nos permiten cumplir el bien prontamente, con naturalidad y con alegría.
Sin las virtudes el hombre puede hacer alguna acción buena, si quiere, pero la mayoría de las veces puede hacerlo sólo con fatiga y con esfuerzos, por lo cual no puede ser constante en el bien.
Las principales virtudes infusas son la fe, la esperanza y la caridad, que toman el nombre de virtudes teologales porque se refieren directamente a Dios.
La fe es la virtud teologal mediante la cual creemos firmemente lo que Dios ha revelado y la Santa Iglesia nos propone como verdades que hay que creer. Es necesario creer todas las verdades reveladas por Dios y propuestas infaliblemente por el Magisterio de la Iglesia. Si se niega una sola verdad no se es católico.
La esperanza es la virtud teologal gracias a la cual deseamos y aguardamos la vida eterna que Dios nos ha prometido, y las ayudas necesarias para obtenerla. Nuestra esperanza se funda en la misericordia de Dios y en los méritos de Jesucristo, Nuestro Salvador.
La caridad es la virtud teologal mediante la cual amamos a Dios sobre todas las cosas en cuanto bondad infinita que nos llama a participar de su misma vida mediante la gracia, y amamos al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Debemos amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, es decir, sin medida.
También tenemos las
VIRTUDES CAPITALES, que combaten los PECADOS CAPITALES
Humildad:
La virtud moral por la que el ser humano reconoce depende de Dios, ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior.
Generosidad:
Dar con gusto de lo propio a los que necesiten, no solamente bienes materiales sino también de nuestro tiempo, talento y la propia vida para cumplir la voluntad de Dios, sin esperar nada en cambio en este mundo.
Castidad:
Es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la fe y la razón. La persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor de Dios reina sobre todo.
Paciencia.
Sufrir con paz y serenidad todas las adversidades. La Paciencia modera la tristeza y la Mansedumbre modera la cólera.
Templanza:
Moderación en el comer y en el beber, en el comportarse…. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
Caridad:
Es la virtud sobrenatural infusa por la que la persona puede amar a Dios sobre todas las cosas, por El mismo, y amar al prójimo por amor a Dios.
Diligencia:
Es prontitud, cuidado y eficiencia en el cumplimiento del deber y para obrar el bien.
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