El Sacramento del Orden Sacerdotal

“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos;  

bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;  y enséñenles a cumplir todo

lo que yo les he encomendado” (Mateo, 28,18-20).

 

Te dejé en Creta para que terminara de organizar  lo que falta y que pusieras presbíteros en todas las ciudades,

de acuerdo con mis instrucciones”.   (Tito,1, 15)

 

Los que fueron ya consagrados por el Bautismo y la Confirmación para el sacerdocio común de todos los fieles, pueden recibir consagraciones particulares. Los que reciben el sacramento del Orden son consagrados para "En el nombre de Cristo ser los pastores de la Iglesia con la palabra y la gracia de Dios. Por su parte, los cónyuges cristianos, son fortalecidos y como consagrados para los deberes y dignidad por este sacramento especial".

El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos:  es, pues, el sacramento del ministerio apostólico.  Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado  y el diaconado. (Catecismo de la Iglesia Católica 1536)

 

Cuando Jesús celebró su Ultima Cena con sus apóstoles, instituyó dos sacramentos: La Eucaristía y El Orden Sacerdotal.

En efecto, quiso que sus gestos y su palabra fueran por ellos repetidas, cuando les dijo:  “Hagan esto en memoria mía”.

En varias formas y ocasiones Jesús fue expresando a sus apóstoles el ministerio que les confería y la función que estaban llamados a desempeñar en la comunidad:

“Vayan por el mundo entero  y prediquen el Evangelio”.

“A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedan perdonados".

“Se me ha dado poder en el Cielo y en la Tierra, por eso vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos;  bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado”.

Este ministerio es el que recibe el Sacerdote el día en que el Obispo impone sobre él las manos, consagrándolo así para el servicio de la comunidad.  El “Sí” libre del sacerdote es para siempre, cualquiera que sea el lugar y condición en que se encuentre.  Esto es lo que queremos decir cuando expresamos que este sacramento, igual que el bautismo, “imprime carácter”, o sea como un sello que no se borra. (Catecismo “Esta Es Nuestra Fe” pág. 181)

Cuando el Obispo impone las manos para consagrar a un sacerdote le comunica la gracia de Cristo para que sea su fiel servidor, pero no le hace diferente de los seres humanos, pecadores, necesitados de ayuda, y de comprensión.  Tiene virtudes y defectos como todos.

 

Notas que caracterizan el Ministerio Ordenado

  • El Sacramento del Orden es una incorporación al ministerio apostólico, por lo que su misión entra en relación con la misión de Cristo y los Apóstoles tanto en los tipos de actividad que desarrolla como en la apostolicidad del marco geográfico al que está dirigido.
  • Los cristianos que reciben el sacramento del Orden quedan configurados para siempre a Cristo Cabeza, Pastor y Servidor de su Iglesia, con el fin de enseñar, santificar, guiar y servir, en nombre suyo, al Pueblo de Dios, cada uno según el grado del orden recibido.
  • El Espíritu Santo es el agente principal de la ordenación, siendo la fuente de donde brota el carisma ministerial de enseñanza, santificación y dirección. Mediante el gesto de la imposición de manos se significa que los ministros ejercen su misión en el Espíritu de Jesús.
  • El ministerio ordenado es colegial, es decir, que por el sacramento del Orden quien lo recibe para formar parte de un colegio que está formado por quienes lo recibieron con anterioridad.
  • Lo mismo que en el Bautismo y la Confirmación, la participación en el ministerio de Jesucristo se otorga de una vez para siempre. Por este motivo, el sacramento del Orden imprime un carácter imborrable y no puede repetirse. (LG 21)
  • Para cumplir mejor su servicio y dedicarse a la comunidad cristiana a tiempo completo y con libertad, el sacerdote se compromete libremente ante el Obispo a no casarse, o sea renuncia a formar una familia, a vivir el celibato.

 

¿CUÁLES CON LOS GRADOS DEL SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL?

  •  Los diáconos, (del griego διακονος, diakonos, «servidor» vía latín diaconus ) confortados con la gracia sacramental, en unión con el Obispo y los presbíteros, sirven al Pueblo de Dios en las celebraciones litúrgicas, en la proclamación de la Palabra y en las obras de la caridad.  Pueden administrar el sacramento del Bautismo, cuidar y distribuir la Santa Eucaristía, asistir y bendecir la celebración del matrimonio, llevar el Viático a los moribundos y presidir funerales. (Existen los diáconos transitorios y los diáconos permanentes, ver nota aparte)
  • Los presbíteros (palabra venida del griego  πρεσβυτερος, presbyteros, «anciano», hace alusión a la costumbre antigua, relatada en elNuevo Testamento, por la cual los ancianos dirigían las comunidades y les imprimían las directivas o normas de conducta).  están unidos con los Obispos en el honor del sacerdocio y han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento, según la imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, para predicar el Evangelio y apacentar a los fieles y para celebrar el culto divino.  Son colaboradores de los Obispos y en cada comunidad representan al Obispo.  Bajo la autoridad del Obispo, santifican y guían al Pueblo de Dios.
  •  Los Obispos: Un obispo es un sacerdote que recibe el sacramento del orden sacerdotal en su máximo grado, que es el episcopado  (del griego επισκοπος epískopos, 'vigilante'). La jurisdicción de un obispo es la diócesis (compuesta de múltiples parroquias) y su sede o cátedra la catedral, donde es asistido por los canónigos. Sólo el obispo puede ordenar nuevos sacerdotes o diáconos. El nombramiento de obispo, en la Iglesia católica, la realiza el Papa

 

Son los sucesores de los Apóstoles.  Reciben y poseen la plenitud del sacramento del orden.  Cuando un Obispo se convierte en Pastor de una Diócesis, hace en ella presente a Jesús y une a los presbíteros y a todos los cristianos en una sola comunidad, cuya cabeza es Cristo.

 

El Papa cuando es elegido, ya no necesita recibir el sacramento porque normalmente es un Obispo a quien eligen.  Y entonces ya tiene el mayor grado de este sacramento, que es el del Obispo.  (Catecismo “Esta es Nuestra Fe” pág. 182-183)

 

 

La celebración del Sacramento del Orden

 

Solamente los Obispos válidamente ordenados pueden administrar el Sacramento del Orden y sólo el varón bautizado lo puede recibir válidamente.

 

En la celebración de este sacramento podemos encontrar tres partes:

  • La preparación. Que está integrada por la llamada a los candidatos, presentación al Obispo, elección y alocución del Obispo, un pequeño diálogo y las letanías de los Santos.
  • La Imposición de manos y oración consacratoria. El rito esencial del sacramento está constituido, para los tres grados, por la “imposición de las manos” del Obispo sobre la cabeza del ordenado, así como una “oración consagratoria específica” en la que se le pide a Dios “la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados a cada ministerio, para el cual el candidato es ordenado”. 
  • El gesto de la imposición de manos conlleva en toda la tradición bíblica (Núm 27, 15-23; Dt 34,9; 1 Tim 4,14; 2 Tim 2,6) la idea de la transmisión de un oficio.

En la consagración episcopal, son todos los obispos presentes (al menos tres) quienes impondrán las manos al candidato; acto seguido se pondrá sobre su cabeza el libro abierto de los Evangelios. 

En la ordenación Presbiteral, los Presbíteros presentes imponen las manos como gesto de acogida al nuevo ordenado, pero es la imposición de manos del Obispo el signo que hace efectiva la ordenación.

 

Para terminar el rito, se han ido introduciendo a lo largo de la historia diferentes ritos complementarios según el ministerio que va a ejercerse:

  • Al Obispo se le otorgan el báculo y se le impone un anillo episcopal, también recibe el libro de los evangelios y se sienta en la cátedra, ungiéndosele la cabeza.
  • Los Presbíteros reciben la patena y el cáliz, se les ungen las manos y se les coloca la estola y la casulla.
  • A los Diáconos se les entrega el libro de los evangelios, imponiéndoles la estola cruzada por el pecho y la dalmática. 

 


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