¿Qué es la Eucaristía?
LA EUCARISTÍA es el sacramento en el que el pan y el vino SE CONVIERTEN EN EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO.
La Eucaristía es el ALIMENTO DEL ALMA. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, para no estar débil sino fuerte, para no estar enfermo sino sano... así nuestra alma necesita COMULGAR para estar sana y fuerte. Cristo mismo dijo:
¨El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día.”
Muchas veces tenemos ganas de ser muy buenos, pero luego vienen los problemas de la vida, nuestras pasiones, las tentaciones y entonces nuestros buenas deseos se esfuman. Nos desanimamos, nos volvemos tibios y hasta pecamos. ¿Por qué?. Porque ser bueno, ser SANTO... ¡es duro!
No bastan nuestras fuerzas, necesitamos tomar fuerza de Jesús, divino alimento del alma. Entonces nos sentiremos otros, capaces de todo y podremos decir como San Pablo:
¨Vivo yo, pero ya no soy yo quien vive, porque es Jesús quien vive en mi ¨ (Gal 2,20).
¿Cuándo empezó la Eucaristía?
Jesús, la noche antes de comenzar su Pasión, quiso tener con sus apóstoles una ÚLTIMA CENA, y nos dejó LA EUCARISTÍA para que SIEMPRE PUDIÉRAMOS TENERLO CON NOSOTROS.
En la última cena Cristo tomó un pedazo de pan en sus manos, dio gracias, lo partió y se los dio a sus discípulos diciendo:
¨Tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros ¨.
Después tomó la copa de vino y dijo:
¨Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en memoria mía. ¨
Lo más hermoso de la Eucaristía es ver cuán grande fue el AMOR DE JESÚS que no sólo dio su vida sino que quiso QUEDARSE para siempre con nosotros.
La Eucaristía sacramento de Nueva Alianza
De la Pascua de los Judíos a la Eucaristía de los cristianos:
En la Pascua Judía los Israelitas celebraban su liberación de la esclavitud en que los tenían sometidos los egipcios. Recordaban con acción de gracias cuando el Señor pasó junto a sus casas, hiriendo a los egipcios y protegiendo a los suyos. En esta fiesta, instaurada por Dios, hacían recuerdos de la salida de Egipto y del pacto que Dios había establecido con ellos. La sangre del cordero recordaba la sangre con que se marcaron en Egipto las puertas de las casas de los israelitas para que el Angel del Señor pasara de largo.
La Comida del cordero inmolado en la Pascua Judía conmemoraba de generación en generación la libertad de Israel y la reafirmación definitiva de la Antigua Alianza por la Sangre.
Jesús instituye el Sacramento de la Nueva Alianza:
“El Señor habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los pies y les dio el mandamiento del amor”. Para dejarles una prenda de este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno, “constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento”. (Catecismo de la Iglesia Católica 1337)
La víspera de su pasión, Jesús envió a Pedro y a Juan diciéndoles: “Vayan a preparar lo necesario para que celebremos la Cena de Pascua”. Al cenar con sus discípulos, Jesús sustituyó el rito de la Antigua Pascua por uno nuevo para establecer la Alianza definitiva, la Nueva Alianza entre Dios y los hombres. Jesús consiguió la salvación o liberación de los hombres son su propia sangre, y selló así con su Sangre la Alianza.
Jesús convirtió el pan en su Cuerpo y el vino de la copa en su Sangre y lo entregó a la Iglesia como Pan de Vida Eterna y Cáliz de Eterna Salvación. Así consiguió la salvación de los hombres con su propia sangre. El es ahora el verdadero Cordero que se ofrece por nosotros.
Celebramos nuestra victoria con Jesús Resucitado:
La Eucaristía que comúnmente llamamos Misa, es la Pascua de Jesús donde celebramos con alegría su resurrección y la nuestra.
Celebramos la liberación que Dios nos ha conseguido del pecado y de todas las esclavitudes. Por eso, la Eucaristía es la fiesta de la libertad de los hijos de Dios. Esto nos compromete a todos en la lucha por mantenernos libres del pecado y toda clase de esclavitud.
En cada Eucaristía renovamos nuestra Alianza:
Siempre que se hace una alianza (contrato, pacto, convenio) primero hay conversaciones, palabras para ponerse de acuerdo. Luego hay gestos tales como: darse la mano, firmar un contrato delante de un abogado y testigos para que el convenio quede en firme.
Observemos cómo es la Eucaristía. En su celebración hay dos partes:
En la primera, Dios nos habla y le respondemos. Es la Liturgia de la Palabra.
En la segunda, hacemos signos que nos comprometen con Dios y con los hermanos. Es la Liturgia Eucarística.
Miremos el desarrollo de la celebración
Llegamos al templo. Nos encontramos reunidos con Cristo. Hemos de aguardar respetuosamente aprovechando para tener un diálogo con el Señor.
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