El Sacramento del Bautismo

El BAUTISMO es el primero de los sacramentos y es por él que nacemos a la vida cristiana, o sea, que empezamos a ser Cristianos.

No es algo que debemos hacer como requisito, por tradición o para “salir de eso” sino que es un comenzar en la vida cristiana, en la vida de Iglesia.

 

Somos hechos hijos de Dios

El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también de quien se bautiza “una nueva creación”, un hijo adoptivo de Dios que ha sido hecho “partícipe de la naturaleza divina”, miembro de Cristo, coheredero con El y templo del Espíritu Santo.   (Catecismo de la Iglesia Católica 1265).

Por medio del bautismo la vida de Dios vuelve a nosotros;  es como si naciéramos de nuevo, pero no como hijos de Papá y Mamá,  sino como hijos de Dios.

 

El Bautismo nos incorpora a Cristo vivo

Seguir el camino de Jesús es parecerse a El, o sea, ser hijo fiel y obediente de Dios.  El bautismo nos une a Jesús, a su suerte; nos mete en su camino de amor, en su lucha contra todo lo que está mal, contra todo lo que es injusticia y egoísmo.  Somos marcados con un signo imborrable de pertenencia a Cristo Jesús. 

 

Somos ungidos con Cristo y en Cristo:

“Ungir” es lo mismo que “untar”.  La Iglesia lo hace con aceites bendecidos.  En el bautismo recibimos dos unciones:  una antes del bautismo, que significa la fortaleza de Cristo.  La otra, con el Santo Crisma.  El Crisma es un aceite mezclado con un perfume y consagrado especialmente por el Obispo de cada Diócesis, en su catedral, el Jueves Santo.  En el bautismo somos ungidos con el Santo Crisma para ser, con Cristo,

  • Sacerdotes:  Esto quiere decir que toda nuestra vida de cristianos tiene que ser, como la de Cristo, una continua alabanza y un continuo ofrecimiento a la Voluntad de Dios Padre.
  • Profetas:   Es decir, que unidos a Cristo, vamos a llevar a nuestros hermanos un mensaje de amor y de salvación.  Vamos a hablar en nombre de Dios.  eso es ser profeta:  hablar en nombre de Dios.
  • Reyes:  Es decir que, con Cristo, los bautizados vamos a trabajar por la paz, por la justicia, por el amor entre los hermanos.  Vamos a hacer que todos crean en Cristo y que todos formemos un solo pueblo, una sola familia con un rey Único:  Cristo.

           (Cfr. Chiristifideles Laici {C.L.}, #14)


Somos hechos miembros de la Iglesia

El bautismo es el Sacramento que nos hace entrar en la gran Familia del Nuevo Pueblo de Dios.  De ahí se desprenden grandes privilegios y a la vez grandes responsabilidades:


  • Al pertenecer a una familia, a un movimiento o a un grupo de amigos, tenemos compromisos con ellos.  Lo mismo nos sucede cuando nos bautizamos:  al entrar en la familia de Dios nos comprometemos con Dios y con nuestros hermanos. EL BAUTISMO NOS HACE SOLIDARIOS.

  • Todos somos como bautizados, llamados a trabajar en la viña del Señor, y es que para la persona católica no es válido aquello de “Yo en mi casa y Dios en la de todos”, no podemos darnos ese lujo, porque estamos llamados a integrar una comunidad. Si no, ¡qué fácil sería una fe, de cuando, como y donde me convenga! ¿un Dios a mi acomodo personal? (Yo hablo con Dios, Dios me dijo, Yo no le hago mal a nadie…) EL BAUTISMO NOS LLAMA A VIVIR EN COMUNIDAD. (El lugar privilegiado para vivir mi experiencia cristiana es mi Parroquia)  Prometemos renunciar a todo mal, al pecado, y nos comprometemos a combatir todo lo malo que esté a nuestro alcance, luchando contra toda clase de egoísmos.  Prometemos trabajar por construir un mundo de verdaderos hermanos, hijos de Dios,  ahora y aquí.  Ese es el compromiso de la fe cristiana.

  • Por el hecho de pertenecer a la Iglesia tengo todo el derecho de recibir formación e instrucción cristiana, pero también el deber de aprovechar todos los espacios que se me brinden para tal efecto: catequesis, reuniones, conferencias… EL BAUTISMO NOS LLAMA A CRECER EN LA FE.

  • Así mismo por medio del Bautismo inicio mi vida sacramental que me fortalecerá para alcanzar la salvación, tengo el derecho de solicitar los sacramentos, por tanto el deber de recibirlos en gracia y con la preparación adecuada. POR EL  BAUTISMO TENEMOS ACCESO A LOS DEMÁS SACRAMENTOS.

 

Si antes bautizábamos “por salir del paso”  hoy tenemos que tener presente que si alguna vez pensamos de esta manera, ya no puede ser más así, pues si nos acercamos a pedir el Bautismo a la Iglesia, lo hacemos no sólo para adquirir sus derechos, con ellos vienen todos los deberes de cristianos católicos.  Así como nos lo indica el Catecismo de la Iglesia Católica:  “El sello bautismal capacita y compromete a los cristianos a servir a Dios mediante una participación viva en la santa Liturgia de la Iglesia y a ejercer su sacerdocio bautismal por el testimonio de una vida santa y de una caridad eficaz (cf LG 10).” (Cat de la I.C. 1273)


El Concilio Vaticano II nos dice que:  Los fieles laicos (los bautizados) “viven en el mundo”, allí son “llamados por Dios”.  Son personas que viven la vida normal en el mundo, estudian, trabajan, establecen relaciones de amistad, sociales, profesionales, culturales, etc.  No se trata de que “salgamos del mundo” sino que cada uno desde nuestro lugar hagamos sentir la presencia de Cristo y su Iglesia, para contribuir, desde dentro a modo de fermento, a la santificación del mundo... (Cfr. Christifideles Laici # 15)

 

Por todo esto es que el Bautismo es tan importante y no puede tomarse a la ligera…

 

¿Y los padrinos?

Los padres de familia, al pedir el bautismo para su hijo, se comprometen a educarlo en la fe.  En la tarea de educar en la fe puede ayudar la comunidad cristiana y la escuela, pero sólo eso, ayudar.  La responsabilidad es de los papás.  Los padrinos se comprometen también a ayudar a los papás a educar al niño en la fe.


El padrino debe, pues, ser un buen cristiano, que tenga capacidad para esta misión e intención de cumplirla.


El testimonio del padrino es fundamental;  no podrá ayudar a su ahijado a ser un buen cristiano, si él mismo no lo es.  Por lo mismo, no es permitido a personas no católicas ser padrinos del bautismo de niños católicos.  Y la razón es muy clara :  no puede acompañar la fe de un niño quien no cree en esa misma fe. 


La elección de los padrinos, en algún tiempo se hacía como requisito únicamente, y se basaba la decisión en amistad, conveniencia o comodidad, hoy sabemos que es de vital importancia y por ello rescatamos su función real en la vida del bautizando, como lo dice el Código de Derecho Canónico 872:  “...asistir en su iniciación cristiana a quien se bautiza, y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.”

 

¿Qué requisitos se pide a los padrinos?

Así lo apunta el mismo Código de Derecho Canónico:

874 § 1. Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:

1 haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupan su lugar o, ... y que tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla;


2 haya cumplido (sus dieciocho años, según rige para la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, suponiéndose posee la madurez suficiente para cumplir con sus obligaciones)


3 sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir;...


Y además que no tengan otro impedimento (P. ej. que sean de otra denominación religiosa (no católicos), casados civil, unión libre, ó que lleven una vida alejada de la fe y la Iglesia)

 



Volver a: Los Sacramentos

Descarga
Bautismo.pdf
Documento Adobe Acrobat 399.7 KB
Descarga
Eucatistía Rito.pdf
Documento Adobe Acrobat 135.7 KB