Anteriormente en los pueblos o ciudades, tres veces al día, o sea, al amanecer, al mediodía y al anochecer, el dulce tañido de la campana desde lo alto de las Iglesias o catedrales invitaba a los cristianos a elevar al cielo la sublime plegaria del Ángelus para saludar a María y recordarle la escena más grandiosa de su vida: la anunciación del ángel en Nazareth y el misterio de la Encarnación del Verbo en sus en sus virginales entrañas: “El ángel del Señor anunció a María, y concibió del Espíritu Santo...”
El Ángelus sufrió un lento proceso evolutivo hasta alcanzar su forma definitiva tal como lo rezamos hoy.
El primer documento conocido en el que encontramos el Ángelus en su forma actual, con indulgencia concedida por el Papa Paulo III, en un catecismo impreso en Venecia en 1560.
Suele rezarse a las seis de la mañana, al medio día y a las seis de la tarde.
Cómo se reza:
V: El Ángel del Señor anunció a María
R: Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo
Dios te salve, María…
V: He aquí la esclava del Señor
R: Hágase en Mí según tu palabra
Dios te salve, María…
V: Y el Verbo de Dios se hizo carne
R: Y habitó entre nosotros
Dios te salve, María…
V: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo.
Oración: Derrama Señor, tu gracia en nuestras almas, para que, habiendo conocido por la voz del Ángel el misterio de la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, lleguemos a la gloria de la resurrección. Por Cristo nuestro Señor. R: Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (tres veces)
Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli".
V: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
R: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
V: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
R: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
V: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
R: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (tres veces)
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